Alimentación para niños: la buena y la mala.

Para que los niños gocen de una salud inmejorable es muy importante que tengan una alimentación adecuada. Asimismo, también es fundamental que practiquen ejercicio. Esta combinación hará que el pequeño esté sano. Sin duda, el hecho de tener unos malos hábitos alimentarios provocará, según afirman los especialistas, problemas como el sobrepeso que implica un mayor riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares, hipertensión e incluso diabetes.

De este modo, la dieta del pequeño para que sea considerada adecuada, según las recomendaciones en cuanto a nutrición de los expertos, deberá incluir hidratos de carbono (representarán entre el 50 y el 60% de las calorías totales de dicha dieta), proteínas (entre el 12 y el 15%) y grasas (del 25 al 30 % ).

Aún así, en función de la edad del niño, cambiarán estas cifras, aumentando o disminuyendo.


Consejos para seguir una dieta sana y equilibrada


Sin embargo, hay una serie de consejos que los padres deben seguir para conseguir que sus hijos tengan una alimentación sana, así como evitar ciertos errores que hoy en día se cometen muy a menudo. Y es que actualmente, los niños suelen consumir más cantidad de alimentos de la que necesitan, y en la mayoría de los casos suelen ser alimentos ricos en grasas, azúcares, tales como los dulces, la ingesta excesiva de carne y los alimentos precocinados. Mientras que, existen muchos casos, en los que los pequeños no prueban otros, tales como las verduras, las legumbres, así como las frutas y el pescado. De este modo, es fundamental que los padres eduquen a sus hijos en la importancia de comer de todo, de que, tanto las verduras, como algún dulce, deben entrar en su dieta, ya que cada uno aporta nutrientes necesarios para que estén sanos.

Por ello, será fundamental que los padres les enseñen a comer de un modo equilibrado y variado. Y es que, si desde pequeños adquieren hábitos y rutinas adecuadas en el ámbito de la alimentación, les será muy útil para toda su vida.

En el caso de los bebés, los padres serán conscientes desde su nacimiento de la importancia de la lactancia materna, ya que le aportará todos los nutrientes necesarios en sus primeros meses de vida. Aún así, habrá que darles el pecho en el momento indicado, sin ofrecérselo cada vez que el pequeño esté llorando o inquieto, sino siguiendo un orden y una cierta coherencia. En el momento en el que el niño empiece a incorporar nuevos alimentos, abandonando el líquido, habrá que ofrecerle variedad. Será importante que, cuando el pequeño tenga dos años, haya probado de todo un poco. Por ello, serán alimentos obligatorios en su dieta: las verduras, las frutas, las carnes, el pescado, las harinas… así como el agua, fundamental, sobre todo, en verano. Los alimentos siempre tendrán que ser frescos, naturales y cocinados con poca grasa. En cambio, se evitará el consumo cada día de gominolas, dulces, bebidas gaseosas y azucaradas, platos precocinados, comida basura…


La dieta de los niños y su relación con su salud


Por último, hay una serie de hábitos que deben seguirse y que el pequeño debe asimilar como importantes para su salud. Será fundamental el orden en cuanto a las comidas, para que no se las salten, y que, durante la semana, haya una buena combinación de los distintos alimentos, sin abusar de unos y, en cambio, no probar otros. Asimismo no deben picotear entre comidas, y menos si se trata de alimentos ricos en grasas y azúcares como la bollería, las patatas fritas… Los padres también tendrán que ser un ejemplo para los pequeños y no cometer errores, tales como premiarles con golosinas o con comida basura, así como, castigarles, por ejemplo, sin cenar u obligándoles a comer más de lo que pueden. La comida no es algo con lo que se pueda jugar.

En definitiva, será fundamental que sepan qué alimentos son los indicados y cuáles no, para de ese modo, conseguir una dieta equilibrada para sus hijos, sin llegar a los extremos. Y es que tampoco será buena opción que un niño sólo coma verduras, por ejemplo. Por ello, en ocasiones, resulta muy útil la figura del pediatra.