Es normal que los padres nos angustiemos ante cualquier tipo de enfermedad de nuestros hijos, sobre todo si el proceso que atraviesa el niño conlleva una disminución de su apetito, algo bastante frecuente y que puede derivar en una pérdida de peso más o menos importante, según el caso. Debemos tener presente que los niños sanos no sufren mayores daños por ingerir menos cantidad de alimentos durante unos días, aunque conviene intentar que su menú sea lo más nutritivo posible.
Dependiendo de la enfermedad concreta que presente el niño, el pediatra recomendará las acciones necesarias, no obstante debemos conocer algunos aspectos generales importantes.