El agua y la sed de los niños según su edad

El agua es un elemento esencial para la vida y por supuesto muy importante para los niños, ya que están en continua actividad y por ello es necesario que estén bien hidratados. Es por ello que los padres tienen que saber qué cantidad debe tomar su pequeño y controlar que la beban, ya que es necesaria para su cuerpo.

De hecho, el cuerpo del pequeño está formado por un 80 por ciento de agua, mientras que el cuerpo de un adulto tiene un 65 por ciento.

Es por ello que se hace tan necesario que los pequeños beban agua a menudo, ya que, a través del sudor, la orina o la propia respiración se pierden litros de agua diariamente. Además el agua ayuda a limpiar su organismo de toxinas y elementos que deben desecharse, así como a mejorar el metabolismo de los alimentos que ingiere, evitar el molesto estreñimiento y por supuesto, apagar la sed.


La ingesta necesaria de agua depende del peso del niño y de su edad


Aún así, es cierto que en función de la edad del pequeño será necesario que tome una cantidad u otra de líquido. De este modo, durante los primeros meses, si el pequeño toma leche materna no es necesario que tome agua, excepto si hace mucho calor o si el tiene fiebre o diarrea. Y es que, mientras que esté tomando, ya sea la leche de la madre o de fórmula, el niño tendrá la cantidad de líquido suficiente que necesita su organismo. Aún así, será importante que en caso de que esté siendo amamantado, la madre aumente su consumo de agua durante este periodo. Además, es importante también saber que en si el pequeño toma leche artificial será conveniente diluirla en agua mineral que no tenga una elevada mineralización o, si se utiliza agua del grifo, lo indicado será esperar a que corra el agua, para evitar las sustancias que puedan salir al principio, restos de los conductos. Acto seguido, se hervirá diez minutos para esterilizarla y de este modo, disminuir los minerales que hay en ella.

De este modo, cuando se destete al niño, sí que será necesario añadir agua a su alimentación, siempre en una cantidad equivalente al peso de una de sus comidas. Aún así, esta cantidad aumentará en aquellos meses en que hace más calor y por consiguiente el pequeño sudará también más y perderá líquido.

Así, según las indicaciones de los nutricionistas, a partir de los tres meses será necesario que el bebé tome entre 750 y 850 ml de agua al día, mientras que a los 6 meses, aumentará a 950 y 1.100 ml. En el momento en el que el niño cumpla el año ya deberá tomar diariamente entre 1.150 y 1.300 ml. Además, como es lógico, esta cantidad irá aumentando conforme crece el pequeño. Por ello, desde el año hasta los 10, lo adecuado será que beba un litro y medio de agua, repartido a lo largo del día, y dos litros, cuando tenga entre 11 y 18 años.


¿Cómo saber si el niño bebe suficiente agua?


Sin embargo, aunque se conozcan las cantidades necesarias, es frecuente que los padres se sientan inseguros y duden sobre si su hijo realmente está tomando suficiente agua. Para comprobarlo habrá que fijarse en el color de la orina. Así, si toma suficiente cantidad de agua, la orina será de color claro, mientras que por el contrario, presentará un color oscuro y tendrá un olor intenso.

Además para asegurarse de que está correctamente hidratado no habrá que esperar a que él pida agua, ya que no sólo tendrá que beber cuando tenga sed. De hecho, cuando son pequeños y ni siquiera saber pedirla, será responsabilidad de los padres estar atentos a qué beban y también controlarán la cantidad que toman. Aun así, no se les obligará cuando no quieran, aunque, si siguen sin pedirla se les ofrecerá y recordará que debe beber.

De este modo, se les dará agua durante las comidas, así como antes, durante y después de su actividad física. Por tanto, alrededor de una o dos horas antes de jugar, será conveniente que beba un vaso y medio, un vaso y cuarto aproximadamente quince minutos antes de empezar la actividad, medio vaso durante el juego y entre uno y dos vasos cuando termine de jugar.