Almendras, avellanas, castañas, cacahuetes…son pequeñas tentaciones a las que es difícil resistirse. Los frutos secos, además de deliciosos, son un alimento muy valioso de la naturaleza. Contienen grasas, proteínas y oligoelementos de forma natural, sin manipulación humana, que los convierten en una gran fuerte de energía.
Los adultos podemos incluir frutos secos en nuestra dieta para aprovecharnos de sus beneficios, siempre y cuando lo hagamos con moderación, debido a su alto contenido en grasas y calorías.
Sin embargo, con los niños se debe tener especial cuidado ya que existen algunos riesgos importantes.