Para mantener la buena salud de nuestros hijos no basta solo con ofrecerle los mejores alimentos, es necesario a su vez cuidar la conservación de los mismos y todo lo que tenga que ver con su higiene, esta será la única forma de asegurarnos que bacterias y demás microrganismos peligrosos quedan fuera de su alcance.
Estos cuidados se deben llevar a cabo desde el primer momento, si vamos a alimentar al bebé con biberones y leche maternalizada es preciso esterilizar en cada toma todos los objetos implicados, además de mantener la leche en un lugar adecuado para su correcta conservación.
Hay que respetar las temperaturas indicadas y los tiempos de preparación y desechar aquella leche que el bebé no se toma.