La merienda es una de las comidas fundamentales en la dieta tanto de niños como de mayores. Según crecemos se pierde la costumbre de merendar y las comidas diarias acaban reducidas a tres más copiosas, pero esta costumbre, que no es recomendable, no puede mantenerse cuando hablamos de niños. Necesitan mantener un aporte de energía continuado a lo largo del día con tal de poder responder a las demandas que su organismo le reclama.
Desde que se levantan y hasta que se acuestan los niños no paran, no se trata solo de que estén en edad de crecimiento, el gasto energético es también más elevado que en lo mayores.
En la escuela, en el parque, jugando con los compañeros, en las actividades extraescolares y deportivas… El cuerpo de los niños necesita calorías de forma continuada no es bueno que transcurran lapsos de tiempo demasiado amplios entre una comida y otra.