Cómo enseñar a dormir al bebé: el insomnio

Cuando un niño llega a casa, la vida de los adultos cambia radicalmente, sobretodo en algo tan básico como el dormir. Por eso, para asegurarnos de que podremos dormir unas cuantas horas por la noche, y relajarnos, necesitamos enseñar al pequeño a dormir. Porque, aunque no nos lo parezca, a dormir también se aprende.

Si queremos conseguir que nuestro hijo aprenda a dormir, es recomendable que le acostumbremos a unas pautas de comportamiento que poco a poco, y de manera inconsciente, le enseñarán que es la hora de un sueño reparador.


Consejos para que el niño duerma


Para empezar, es importante que lo acostemos siempre con el mismo tipo de ropa, cómoda y adecuada para dormir.

También es muy importante que le enseñemos a distinguir entre el día y la noche, entre lo que significa silencio y oscuridad, y la luz del día.

Una de las cosas que más impide dormir a los niños pequeños son los cólicos, y problemas digestivos parecidos. Por eso, es importante que le acostumbremos a tomar su última cena antes de las 10 de la noche.

A la hora de meter al bebé en la cama, un buen truco es que no lo acunemos, y que lo recostemos directamente en la cuna, acariciándolo. Una buena idea es que le pongamos en la cama su juguete especial, que le hará compañía al dormirse y le ayudará a relajarse.

Lo más importante es que las normas que establezcamos a la hora de llevar al niño a dormir se respeten siempre, sea quien sea el que le acueste. Solo demostrando firmeza el niño descubrirá como debe comportarse en la cama.


El insomnio infantil


Aunque no parezca que sea lo más habitual en niños, la verdad es que el insomnio infantil es una realidad, que en un 98% de los casos se debe a los malos hábitos que adquieren.

Se calcula que un 30% de los niños no logran aprender a dormir fácilmente. No es por ningún motivo en especial, simplemente son niños a los que les cuesta más desarrollar este tipo de comportamientos. Por eso, es importante que se les inculquen hábitos saludables de sueño desde muy pequeños.

Debemos tener en cuenta que, a partir del tercer mes, un bebé ya puede volver a dormirse solito si se despierta y que, a partir de los seis, ya debería dormir con una cierta normalidad unas 11 o 12 horas de un tirón.


Las horas de sueño, algo relativo


No debemos obsesionarnos por si nuestro hijo duerme más o menos que el de los vecinos. Cada niño, igual que los adultos, tiene sus necesidades de sueño y tan solo debemos valorar si duerme lo suficiente en función de su actitud, y de si le vemos especialmente irritable, o cansado.

Además, los expertos recomiendan que no se despierte a un bebé que duerme, por mucho rato que lleve. Así se favorece su crecimiento, ya que se ahorra energías y, además, en el sueño segrega la hormona del crecimiento, imprescindible para su correcto desarrollo.