En nuestro cerebro existen centros repartidos que se activan al escuchar música, provocando según que sonidos, ciertos efectos placenteros, de relajación o evocación de emociones.
A pesar de que no se conocen detalladamente todos los entresijos del proceso por el cual la música afecta a nuestro organismo, se han desarrollado numerosos estudios que arrojan conclusiones muy claras sobre los efectos de la música en el ser humano y su conducta.
Son conocidos los beneficios de la música clásica por ejemplo, en la reducción del estrés y de la tensión arterial.
También se han corroborado sus beneficios para combatir el insomnio, mejorar el rendimiento y reducir el dolor.