Durante nueve meses el bebé ha vivido en un mundo muy especial, ha crecido y se ha desarrollado dentro del vientre materno. Cierto es que cuando ve la luz no está preparado para sobrevivir sin ayuda, apenas ve y necesita en todo momento de su madre, pero esto no significa que esos nueve meses pasados en el útero no le hayan servido para nada.
Pese a la escasez de estímulos recibidos, el bebé se ha estado entrenando y tiene todos sus sentidos a punto para que le ayuden en la apasionante aventura que la espera. El primero en desarrollarse es el sentido del tacto, hacia la mitad del embarazo toda su piel es capaz de reaccionar ante la estimulación táctil, en el séptimo mes de embarazo es capaz de llevarse el dedo a la boca y succionar, un reflejo que le resultará básico cuando una vez fuera deba alimentarse del pecho de su madre.