‘Cuidado con la cabecita’, ‘no lo cojas así que le puedes hacer daño’, ‘despacito con el brazo’. Son las frases que suelen rodear al recién nacido, su apariencia tan frágil, indefensa y delicada hace que no se sepa muy bien como cogerlo. Es habitual en el caso de los padres primerizos, ver como le dan más de una vuelta antes de atreverse a levantarlo de la cuna.
Esos mismos padres se escandalizan cuando ven a las abuelas tratar a sus preciados bebés ‘como si fuera un saco de patatas’, eso si, al bebé no le pasa nada.
Y es que, aunque hay que tener cuidado y prestar atención a determinadas posiciones, lo cierto es que los bebés son más fuertes de lo que pueda parecer en un primer momento. Son muy flexibles por lo que el riesgo de que se rompan algo es mínimo si los manipulamos con cuidado. Para los que tengan dudas solo tienen que esperar a la primera visita del pediatra, toda una experiencia ver como los manejan sin miramientos y sin causarles el más mínimo daño.