El verano con tu bebé: cuidados extra contra el calor

Cuando llega el verano, hay que extremar los cuidados de los bebés, ya que suben las temperaturas, se cambian las rutinas y horarios familiares, se está más tiempo al aire libre… Por todo ello, habrá que tener en cuenta que son más sensibles a estos factores, ya sea al sol, a las altas temperaturas e incluso, a las corrientes de aire.

De este modo, en primer lugar, será importante protegerles del calor, consiguiendo que se encuentren en un entorno fresco, que estén hidratados, ya sea con leche materna o biberones y, sobre todo que no reciban directamente los rayos del sol, ya que pueden ser muy perjudiciales, puesto que su piel es muy sensible y delicada y están más indefensos ante los factores que les rodean.


Lo ideal es tener una temperatura de unos 22 ºC y una ambiente no muy seco


Acondicionar la habitación del pequeño es uno de los puntos fundamentales para que se sienta fresco y sin el agobio del calor.

Así, lo adecuado será que la temperatura de dicha estancia ronde los 22ºC, para lo que habrá que abrir las ventanas a primera hora de la mañana, así como a última de la tarde, los momentos en que bajan un poco las temperaturas. También habrá que ventilar la habitación durante al menos quince minutos. Sin embargo, habrá que evitar exponer al pequeño a las corrientes cuando se abran las ventanas y mantener las persianas bajadas en las horas de mayor potencia solar para intentar que no suban las temperaturas en la estancia. En ocasiones, puede ponerse el aire acondicionado, aunque sin que el aire le dé directamente al bebé. Será conveniente refrescar la habitación antes de que entre el pequeño y luego subir un poco los grados.

Por otro lado, hay que ser conscientes de que los bebés sienten el calor al igual que los adultos, aunque hay que incidir en que los recién nacidos no saben aún regular bien su temperatura corporal. Por ello, cuando aumenten las temperaturas, para que no sude e incluso le salgan sarpullidos, será conveniente refrescarle con una esponja húmeda e incluso dejarle sin ropa durante un periodo de tiempo no demasiado largo y sobre todo, en un lugar sin corrientes. A la hora de vestirlos, no habrá que abrigarles, una tendencia muy común, ya que se suele pensar que los pequeños tienen que estar arropados, a pesar del calor. Y no es cierto, ya que se agobian e irritan por esta sensación. Así, habrá que apostar por fibras naturales, tales como el algodón y la lana. De este modo, a la hora de dormir, será suficiente con un body de algodón y una sabanita por encima para pasar una noche muy fresquita. También es útil mover la cuna de sitio si se comprueba que es un punto de la habitación donde incide mucho tiempo el sol durante el día.


Hay que usar el sentido común: hay que evitar salir a las 12 en verano con pleno sol


Habrá que extremar las precauciones cuando se salga de paseo con el bebé en estos días calurosos, propios del verano. Por ello será conveniente hacerlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Además para estos días será mejor que vaya en su cochecito o sillita, que deberá tener sombrilla para protegerse del sol. Y es que otras formas de transporte como las mochilas portabebés harán que el niño vaya muy pegado al cuerpo de su madre o su padre, lo que aumentará la sensación de calor.

En la época estival también habrá que protegerle de los insectos mediante lociones o aerosoles, asegurándose de que son aptos para el bebé. Asimismo, será aconsejable colocar en casa una mosquitera en la cuna o insecticidas eléctricos que no permitan que estos molestos animales se acerquen al pequeño.

De este modo, en ocasiones será el pequeño el que alerte a los padres de que está incómodo y acalorado. Y es que si se siente así, llorará, se mostrará inquieto, e incluso agotado o somnoliento. Para comprobar que el motivo es que siente mucho calor, se le tocará la nuca para saber si está sudando y si es así, se procederá a seguir los consejos indicados para refrescarlo.