Los dos años es la edad en que muchos niños se incorporan al sistema educativo. Los padres consideran que está lo suficientemente maduro para afrontar esta nueva experiencia. Ya camina sin problemas y es capaz de expresarse de forma básica. Es el momento de relacionarse con sus iguales y empezar a adquirir habilidades y aprendizajes que mejorarán su desarrollo en todos los sentidos.
Por muchas ventajas que presente la entrada en el centro para el niño, lo cierto es que este cambio no suele ser muy bien recibido.
Con esa edad el niño ya sabe lo que le gusta y lo que no y tiene su personalidad bastante bien definida, por lo tanto la separación de sus padres no le va a hacer mucha gracia. Según sea su carácter las escenas en la puerta del centro serán más o menos dramáticas, por eso es vital la templanza de los padres o personas encargadas de su cuidado.