Hace unas décadas educar a un niño zurdo habría sido una tarea harto complicada, básicamente porque se consideraba que no era algo normal y se trataba de que el niño se olvidara de su mano izquierda y lo hiciera todo con la derecha, lo que iba en contra de su instinto natural y por tanto complicaba mucho su aprendizaje.
Hoy en día el hecho de ser zurdo o diestro no tiene más importancia que la que le queramos dar, y en ningún centro escolar intentarán cambiar esta tendencia en el niño.
El hecho de ser zurdo viene determinado por su organización cerebral, está lateralizada, esto es, la mayoría de personas realizan las actividades automáticas o precisas con su parte derecha, localizando esa actividad en el hemisferio cerebral izquierdo, pero en los zurdos esto sucede al revés. Es algo que no se puede cambiar de ninguna manera y por tanto hay que acomodarse a ello.