En una sociedad en la que la mayoría de personas se desenvuelve en entornos urbanos parece una misión complicada inculcar en los más pequeños el respeto y el amor hacia el medio ambiente. Hay niños que no ven una vaca o una gallina ‘en directo’ hasta que no van de excursión con el colegio a la granja escuela.
Claro está que no vamos a hacer una migración masiva hacia el campo, pero la vida en la ciudad no implica que nuestros hijos no conozcan y aprecien la naturaleza.
El amor a la naturaleza es uno de los valores más importantes que debemos inculcar a los niños, se nos suele olvidar que la vida en la Tierra no es posible por la gasolina, las fábricas o los avances tecnológicos, sino porque hay árboles que permiten oxigenar este planeta y hacer posible que podamos respirar, entre otras muchas cosas.