Cuántos de nosotros recordamos todavía la tensión y los nervios que se experimentaban el día antes de un examen, ese miedo a fracasar, al suspenso con el que parecía que se acababa el mundo. El temor ante las pruebas de la vida es algo que todo hemos experimentado y que si bien por un lado es necesario hasta cierto punto, por otro puede llegar a ser una carga demasiado pesada, especialmente para un niño.
Tener miedo antes de llevar a cabo algo importante, decisivo incluso, es algo natural, propio de la raza humana, cierta tensión es necesaria para llevar a cabo estas tareas de forma más efectiva.
Si sabemos lo que podemos obtener con el éxito nos esforzaremos más por conseguirlo y del mismo modo intentaremos evitar el fracaso.