No existe ninguna razón para cambiar los hábitos de alimentación si éstos son correctos. Todo es una cuestión de equilibrio. Una dieta sana y equilibrada es lo único que necesita hacer durante el embarazo.
Adaptar la alimentación al embarazo
Lo más importante de todo es una alimentación equilibrada, tanto como para la embarazada como para el bebé.
El embarazo requiere un aporte calórico extra. Si la media de ingestión para una mujer es de 2000 calorías al día, de media se deberán añadir de 150 a 200 calorías adicionales al día en función de la evolución y semana del embarazo. Estos valores son indicativos y se deben adaptar a cada caso específico.
Al comienzo del embarazo, casi la mitad de las calorías serán almacenadas por el cuerpo en forma de grasa y proteínas. Un tercio de las calorías almacenadas serán requeridas sólo por la placenta y la energía sobrante, los otros dos tercios, se usarán para desarrollar los pechos, el útero y el aumento de flujo sanguíneo.
En el último trimestre las necesidades calóricas del bebé aumentan hasta 100-150 calorías diarias.
Ganar peso de forma progresiva
Los nutricionistas calculan que la cantidad de proteínas diaria debe aumentar desde los 80 gramos que tomamos de normal hasta 90 o 100 gramos diarios estando embarazada. Además, los lípidos no deben superar el 10% de las calorías diarias.
La ganancia de peso durante el embarazo es progresivo, aunque con leves picos por los cambios de apetito. Durante los primeros meses el aumento de peso es muy lento, de unos 250-300 gramos a la semana hasta el quinto mes, de 350-400 gramos hasta el séptimo mes y de unos 450-500 gramos a la semana hasta el fin del embarazo.
El aumento normal y aconsejado de peso en un embarazo es de 10 y 12 Kg, aunque no pocas mujeres engordan hasta 25 Kg y más.
El aumento de peso depende en gran medida de la constitución previa de la mujer así como del tipo de alimentación que llevaba. Usualmente las mujeres más delgadas tienden a engordar más peso que las corpulentas (tanto relativamente como en valores absolutos). Pero curiosamente los bebés de las delgadas tienden a nacer con un peso menor a pesar de que la mujer haya engordado más.
Aunque ninguna embarazada engorda de la misma manera, sí que hay una serie de medidas medias. Por ejemplo, si se engorda 2 Kg en una sola semana conviene consultarlo con el médico, así como cualquier variación a la baja o si no engordamos en dos semanas.
Vigila tu peso
Engordar demasiado durante el embarazo puede desembocar en ciertos riesgos. No sólo porqué el bebé sea más grande y se dificulte el parto, sino por la aparición de complicaciones como la hipertensión, diabetes, etc. Y otro riesgo adicional es que incluso durante el embarazo nos podemos convertirnos en obesas (en el sentido clínico).
En todo caso, comidas como arroz, pasta y patatas son necesarios durante el embarazo. Es esencial renunciar lo máximo posible a la comida rápida tipo hamburguesas o pizzas, aunque de vez en cuando te puedes dar un capricho y prepararte una en tu casa con ingredientes frescos y de calidad.
Para controlar el peso durante el embarazo no hace falta ninguna acción especial: con pesarte todas las semanas y llevar el control por escrito basta. De todos modos, en la mayoría de casos tu matrona o ginecólogo te llevará control de peso durante todo el embarazo.
Vitaminas
Es normal que hoy en día las embarazadas tomen suplementos alimenticios durante el embarazo (y también durante la lactancia). Estos complejos vitamínicos, que no son necesarios sin no se está embarazada y se sigue una dieta normal y equilibrada, son muy importantes durante el embarazo.
En particular destacaremos dos elementos muy importantes: el ácido fólico (que evita problemas en el bebé como la espalda bífida) y el hierro (ya que muchas embarazadas desarrollan anémia) .