No todas las embarazadas van a necesitar un suplemento de hierro, serán los análisis de sangre los que determinen que cantidad de este mineral tiene la gestante y si es necesario incrementarlo para asegurar que el embarazo se desarrolle sin problemas. Sin embargo sí que es habitual que el ginecólogo nos prescriba hierro de forma habitual y rutinaria.
El hierro es básico para el adecuado funcionamiento del organismo, hace posible la formación de la hemoglobina, proteína responsable de transportar el oxígeno de los glóbulos rojos al resto de tejidos del cuerpo humano.
La importancia del hierro en la sangre
Durante el embarazo las demandas de oxígeno aumentan, el volumen de la sangre se incrementa y el cuerpo necesita dotarse de mayores cantidades de oxígeno para responder a las exigencias del feto en crecimiento.
Todo ello hace que sea preciso a su vez mayores cantidades de hierro. El organismo cuenta con reservas pero al abusar de ellas se puede provocar un déficit de hierro que desemboca en anemia, muy habitual en las gestantes.
Esa carencia de hierro provoca cansancio, fatiga, caída del cabello, debilidad, irritabilidad, falta de apetito, palidez o náuseas. Son síntomas que muchas embarazadas asumen como habituales, pero no tienen porqué serlo y mejoran mucho en el momento en que se incrementan las reservas de hierro bien a través de la alimentación o de suplementos.
Desde la primera analítica que se realiza a las pocas semanas de embarazo, se tienen muy en cuenta los niveles de hierro en sangre. De todas formas en esta primera analítica no se suele recetar un suplemento de hierro, que los niveles estén algo bajos es normal y se opta en primer lugar por complejos vitamínicos ricos en ácido fólico.
Es en los análisis posteriores cuando se valorará si existe la necesidad de este suplemento. Recientes estudios han determinado que una dieta bien equilibrada y rica en alimentos que contengan hierro es suficiente para las mujeres que no presentan anemia y es que, según estos trabajos, el suplemento de hierro cuando no es necesario puede provocar partos prematuros y bebés con bajo peso.
Para valorar con exactitud que la mujer necesita un suplemento se deben realizar análisis específicos. Los análisis que se suelen realizar detectan una bajada de la hemoglobina, pero esta disminución es engañosa ya que la sangre de la embarazada está más diluida por lo tanto, no es que haya menos hemoglobina, si no que está menos concentrada. Para curarse en salud es habitual que se receten suplementos de hierro cuando no son necesarios y pueden ser incluso contraproducentes.
Es importante tomar alimentos ricos en hierro
Lo mejor desde el momento en que la mujer sabe que está embarazada es incluir en su dieta alimentos ricos en hierro. El organismo es sabio, y la absorción de este mineral va a ir aumentando según avance la gestación, de modo que tomando los mismos alimentos cada mes la cantidad de hierro que se absorberá será mucho mayor.
Las carnes rojas y vegetales como las espinacas o las acelgas son los alimentos más conocidos, si además se consumen con otros ricos en vitamina C como los cítricos se mejora su absorción. Hay alimentos de consumo menos habitual pero con gran cantidad de hierro, como las almejas, con 24 mg por cada 100 gramos tienen hasta seis veces más hierro que las espinacas, una buena opción para las embarazadas.