Denominamos calambre o rampa, a aquellos espasmos involuntarios de uno o más músculos, que aparecen de forma súbita y pueden llegar a ser muy dolorosos, según su intensidad.
Es un problema muscular muy frecuente, que suele deberse al mal funcionamiento de algunos nervios por causas como el exceso de uso o distensiones del músculo, falta de minerales, deshidratación o llegada insuficiente de sangre a los músculos.
¿Cómo son los calambres del embarazo?
Durante el embarazo, a partir del segundo trimestre, algunas mujeres sufren calambres en las piernas que van en aumento conforme avanza la gestación y el tamaño del abdomen.
A pesar de que no resultan peligrosos para la salud del bebé, pueden llegar a ser muy molestos y dolorosos para la mujer.
Durante la noche, cuando la embarazada se encuentra tumbada y en estado de descanso, es cuando más suelen aparecer los calambres en pantorrillas y pies. Estas rampas repentinas nocturnas, todavía dificultan más la conciliación del sueño de la mujer, que ya está afectado por otros síntomas del embarazo.
¿Qué hacer cuando aparece una rampa o calambre para aliviarlo?
Cuando se presenta un molesto calambre durante la noche, al dolor se suma la impotencia de no saber qué hacer y en muchos casos, la tendencia es encogerse por el dolor, algo que no favorece su desaparición.
Inmediatamente después de que se presente el calambre, debe estirarse la pierna y enderezar los músculos de la pantorrilla. Posteriormente, se recomienda flexionar los dedos de los pies hacia atrás (dirección a la espinilla) con un movimiento lento que al principio puede resultar algo doloroso, pero hará que gradualmente desaparezca el calambre.
Otras pautas para calmar calambres son: proporcionar masajes con los dedos, caminar lentamente o aplicar calor.
¿Por qué aparecen calambres durante el embarazo?
Existen varios factores, relacionados con la gestación, que se consideran causantes de la aparición de rampas en la mujer embarazada. Los cambios físicos que se producen debido al embarazo y más se han relacionado con esta patología son:
– El aumento de peso, que puede provocar un mayor cansancio de los músculos de las piernas.
– Los cambios hormonales , que ablandan las paredes de los vasos sanguíneos y dificultan el retorno de sangre de las venas y linfático, pueden provocar un estancamiento de líquido en las piernas.
– El aumento del volumen del útero, que presiona cada vez más los nervios de la pelvis. En concreto, la vena cava que transporta la sangre desde el corazón a las piernas y viceversa. Esta presión, causa una circulación más lenta y estancamiento en las zonas inferiores, con consecuencias como hinchazón o calambres.
¿Qué se puede hacer para prevenirlos?
– Evitar cruzar las piernas durante periodos largos.
– Realizar ejercicios de estiramiento de la pantorrilla y rotaciones de tobillo varias veces al día.
– Caminar diariamente y mantenerse hidratada.
– Evitar llegar al cansancio o agotamiento.
– Tumbarse sobre el costado izquierdo para favorecer la circulación sanguínea de la vena cava.
– Relajar los músculos antes de acostarse mediante un baño con agua tibia.
¿Cuándo se debe acudir al médico?
Los calambres son un fenómeno totalmente normal durante la gestación, no obstante, si el dolor persiste, va acompañado de hinchazón o mayor sensibilidad se debe consultar al médico para descartar un problema más grave.