Uno de los factores en los que más hincapié hacen médicos y matronas a la hora de quedarse en estado es en el peso, y es que la obesidad no encaja con un embarazo saludable. Esto no significa que las mujeres obesas no puedan tener un hijo sano, el problema es que existen más riesgos tanto para la madre como para el bebé.
Una de las dolencias más comunes que suelen padecer la mayoría de embarazadas con obesidad es la diabetes, esta incapacidad del organismo para controlar el azúcar en la sangre se debe tener muy controlada desde el principio del embarazo, bien con dieta o con los medicamentos que sean precisos.
El azúcar en sangre en el embarazo
Una subida o bajada de azúcar durante la gestación puede acarrear graves consecuencias para la madre, además los bebés suelen ser mucho más grandes de lo que deberían.
Esto no solo dificulta el momento del parto sino que también les hace más propensos a desarrollar esa diabetes una vez fuera del útero.
Otra enfermedad común en las embarazas con obesidad es la preeclampsia, sus principales síntomas son la hipertensión arterial, la retención de líquidos y la inflamación, son todos ellos factores que en los casos más graves restringen la llegada de sangre a la placenta, poniendo en riesgo la vida del bebé. También pueden causar severas crisis a la madre.
El parto también se va a ver afectado por la obesidad, suelen ser más lentos y complicados aumentando las posibilidades de tener que realizar una cesárea. Del mismo modo la recuperación es más difícil ya que la mujer es más vulnerable y aumenta el riesgo de padecer infecciones.
Tampoco hay que olvidar las dificultades de la embaraza obesa que además debe asumir el peso del embarazo, la movilidad se reduce y hay problemas en la articulaciones, piernas hinchadas, dolores de espalda, sensación permanente de cansancio, son algunas de las molestias más habituales en caso de un peso excesivo.
Relación entre el peso de la madre y el bebé
El bebé también va a verse afectado por el peso de su madre. Normalmente son más grandes de lo normal por ello les resulta complicado salir por el canal de parto y es frecuente que se dañen los hombros, es lo que se conoce como distonía de hombros. Se ha comprobado además que los bebés de madres obsesas presentan con mayor frecuencia defectos en el tubo neural, los más comunes son la espina bífida y la anencefalia, son defectos que se producen en el primer trimestre del embarazo, cuando los órganos empiezan a desarrollarse. Hay por último una relación directa entre la obesidad de la madre y la del hijo, un 30% de los bebés de madres obesas acaban también siendo niños obesos, con las complicaciones de salud que eso tendrá para ellos.
Todos estos factores hacen que sea muy importante tener en cuenta el peso antes de quedarse en estado, se pueden llevar a cabo tratamientos pero sobretodo hay que estar muy pendiente del alimentación durante la gestación y de la evolución del bebé. Además el ejercicio físico debe formar parte de la rutina diaria.