Uno de los problemas más comunes que se sufren durante el embarazo son las infecciones vaginales. Los factores hormonales son determinantes en su aparición ya que provocan cambios en la lubricación, el Ph, la composición del flujo e incluso en la apariencia de la vagina, que se vuelve más gruesa e irrigada, por el aumento del volumen de la sangre.
Es importante estar atenta a todos estos cambios y saber distinguir una infección de un síntoma del embarazo, solo por que aumente la presencia de flujo vaginal o incluso cambie su aspecto, no significa que haya un problema de este tipo.
Precisamente el flujo será el indicador más fiable ante las infecciones.
No todos los cambios en el flujo vaginal son normales en el embarazo: pueden indicar la presencia de una infección
En la mayoría de ocasiones los microorganismos causantes de las infecciones conviven en el cuerpo de la mujer sin causar problemas ya que las defensas del organismo los mantienen inactivos, pero en el caso de embarazo el sistema inmunológico se debilita para permitir el desarrollo del bebé por lo que es posible que esas bacterias ataquen.
La más común es la candidiasis vaginal causada por hongos, debido al elevado nivel de estrógenos los hongos tipo candida crecen más y se adhieren a la vagina. Para identificar este tipo de infección debemos fijarnos en el flujo, se vuelve blanco, con una textura cremosa y no presenta olor, pero además toda la zona se enrojece e inflama y hay ardor y picor, también se producen molestias al orinar y durante las relaciones sexuales.
Ante estos síntomas habrá que acudir al médico para que trate la infección, normalmente en pocos días las molestias remitirán. En lo que respecta al bebé se puede estar tranquila, ya que no le va a causar ningún problema.
Las infecciones vaginales pueden tener un origen vírico, bacteriano o fúngico
Otro tipo de infección es la vaginosis bacterial, provocada por una combinación de bacterias, en este caso no hay síntomas concretos y la mayoría de mujeres que la padecen se enteran después de una revisión ginecológica. Lo que sí se puede dar en estos casos son cambios en el flujo, que aumenta y se vuelve de un color verde – grisáceo, además hay un olor característico a pescado en mal estado. Es importante detectarla cuanto antes ya que con este tipo de infección si se ha encontrado relación con algunos problemas en el embarazo como contracciones prematuras, amenaza de parto prematuro y bajo peso al nacer.
En general es importante una revisión previa al embarazo para detectar cualquier posible infección y prevenir antes de que sea tarde. En este sentido se deben seguir una serie de medidas que ayudarán a evitar que las infecciones se produzcan. Es recomendable llevar ropa de algodón y que no oprima la zona, del mismo modo debe mantenerse seca y lavarse con jabones neutros que respeten el ph de la piel. No están recomendados los lavados vaginales, es suficiente con mantener una buena higiene diaria, limpiándose siempre de delante hacia atrás, para evitar que las bacterias del ano lleguen a la vagina. En todo caso y ante cualquier anomalía, habrá que acudir al médico para que lo valore.