La espina bífida es una malformación que se produce durante la gestación y que afecta al tubo neural. Este tubo es un canal que se va transformando durante en el embarazo dando lugar al cerebro y la médula espinal. Si el tubo neural no se cierra correctamente se producen malformaciones que afectarán al sistema nervioso central, al aparato locomotor y al sistema genitourinario.
No todas las malformaciones son del mismo tipo ya que dependerá de a qué altura de la columna se encuentre la lesión, cuanto más arriba peores consecuencias tiene, ya que a partir de la malformación se produce la pérdida de sensibilidad.
A grandes rasgos se puede hablar de espina bífida cerrada o abierta.
La espina bífida abierta y la espina bífida cerrada
En el primer caso puede que la persona no llegue a saber que la padece, es un defecto en alguna vértebra, se puede detectar un pequeño bulto, una mancha o un hoyuelo en la zona afectada. Puede que no haya síntomas, aunque también es posible que aparezcan con los años. Entre los síntomas más comunes está: debilidad en las piernas, atrofia en las extremidades, falta de reflejos, incontinencia, deformidad en los pies o diferencias de tamaño.
Si hablamos de la espina bífida abierta tratamos ya una lesión más grave, en la que también se encuentran varios grados. El meningocele es menos frecuente, una o varias vértebras presentan una abertura de la que sobresale un quiste. No se suele operar y es además la menos grave, aunque si puede haber algún problema en el aparato urinario.
Por otro lado está el mielomeningocele, es la variante más grave y más frecuente, en este caso se forma una masa quística que contiene las membranas y las raíces nerviosas de la médula espinal, produce graves daños neuronales, hidrocefalia y discapacidades motrices e intelectuales. Sus síntomas son la parálisis total o parcial de las piernas, falta de sensibilidad y suele haber también pérdida del control de la vejiga o los intestinos. Puede ocurrir que la médula espinal y los nervios queden al descubierto, en cuyo caso hay que intervenir quirúrgicamente para evitar infecciones.
Tratamiento y prevención de la espina bífida
En lo que respecta a su tratamiento en los casos de espina bífida cerrada no se sigue ninguno específico, si hablamos de la espina abierta lo habitual es la intervención quirúrgica para reparar la abertura. En los casos más graves, tras la cirugía será precisa la intervención del fisioterapeuta.
La principal causa de la espina bífida es la carencia de ácido fólico durante el embarazo, aunque también hay un pequeño porcentaje de casos en los que no hay una causa concreta. Lo que sí se ha comprobado es que no tiene un componente hereditario por lo que una persona con este problema no tiene por qué tener un hijo con la misma malformación.
Para prevenir en la medida de lo posible este problema se recomienda la ingesta de un extra de ácido fólico antes de quedarse embarazada y en las primeras semanas ya que es en esos momentos iniciales cuando se forma el tubo neural.
Referencias: Wikipedia | Medline