El útero, conocido comúnmente como matriz ya que es allí donde el bebé se forma, es el mayor órgano reproductivo de la mujer. Es un músculo hueco que tiene forma de pera, su misión es alojar los óvulos que llegan a él cada mes a través de las trompas de Falopio. Durante la ovulación se prepara para recibirlos y, aunque es un músculo, posee un revestimiento glandular blando que se hace más denso con el fin de alojar al óvulo fecundado.
Si la fecundación no se produce ese revestimiento se expulsa produciendo la menstruación. En el caso de que se produzca la fecundación el útero alojará al bebé, aumentado su tamaño.
Cuando se habla de legrado o raspado de la matriz se entiende que es el procedimiento mediante el cual se extrae la capa más interna del útero, ese revestimiento responsable de alojar al óvulo tras la fecundación se llama endometrio. Mediante el raspado se utiliza un instrumento quirúrgico llamado legra, de ahí el nombre, para extraerlo.
Causas por las que hay que realizar un legrado
Las causas por las que una mujer debe someterse a un legrado son varias y no tienen que estar relacionadas con el embarazo. Hay ocasiones en que la mujer tiene reglas muy abundantes o irregulares y mediante el legrado se extrae tejido endometrial para su examen. Esto se puede aplicar también para diagnosticar cáncer uterino, para la investigación de la fertilidad, en el caso de que haya pólipos, por un engrosamiento uterino o si se produce sangrado tras la menopausia.
El legrado por otro lado es una de las técnicas más conocidas por las mujeres que han sufrido un aborto ya que mediante este proceso se extraen los tejidos residuales que han quedado en la matriz. También se puede utilizar para extraer el resto de la placenta tras el parto. En el caso de aborto es importante hacer un examen mediante una ecografía a la mujer a fin de detectar si existen restos ovulares. Esto es necesario ya que si no se puede producir una fuerte hemorragia y además existe un alto riesgo de que el útero se infecte. En ocasiones se puede prescribir un tratamiento médico a fin de que el útero se contraiga y expulse por si mismo los restos, aunque siempre queda la posibilidad de que no se elimine del todo. De igual forma si el aborto se ha producido en una fase temprana del embarazo puede que no sea necesario realizar el raspado.
Se trata de una intervención quirúrgica con pocas complicaciones
Es un procedimiento quirúrgico y como tal se debe practicar el una clínica u hospital, con anestesia local o general, según el caso. Es una intervención rápida mediante la cual, tras dilatar el cuello del útero, se introduce un pequeño aspirador para succionar los restos, también se utilizan instrumentos con los que limpiar la matriz de forma manual.
A los pocos días la mujer puede retomar su vida normal sin mayores consecuencias, durante unos días es normal que manche de forma irregular, si es abundante o causa dolor habrá que consultar con el médico. Las complicaciones no son habituales, aunque entre los posibles riesgos estaría la perforación del útero o que queden restos que habría que eliminar para evitar infecciones.
Las peores secuelas para la mujer que ha sufrido un legrado como consecuencia de un aborto son de tipo psicológico, pero, a no ser que haya otras complicaciones, tras el legrado la mujer puede volver a quedarse embarazada sin problemas.