El olfato y el gusto durante el embarazo

Los cambios hormonales que desencadena el embarazo provocan alteraciones en el olfato y el gusto de la mujer. De esta forma, estos sentidos se verán afectados y cada uno de un modo diferente.

De esta forma, en cuanto al olfato, es frecuente que se dé hiperosmia, un trastorno nervioso, que implica una sensibilidad extrema hacia los olores.

Esta alteración fisiológica se produce por el aumento de estrógenos que se produce en estos meses y que tiene como consecuencia que la mujer tenga el olfato más desarrollado.


La hipersensibilidad olfativa o hiperosmia en el embarazo


Entre aquellas mujeres que lo padecen, hay casos en los que desaparece una vez que pasan los tres primeros meses o al menos disminuye su intensidad, aunque hay otras que conviven con esta sensación durante todo el periodo de gestación y esta sensación va desapareciendo poco a poco tras el nacimiento del pequeño.

De este modo, esta hipersensibilidad olfativa, por denominarla de algún modo, puede ser la causante, en ocasiones, de los vómitos, ya que la repulsión ante un olor desagradable será mayor. Es por ello, que las náuseas y los vómitos están muy relacionados con estos cambios olfativos y gustativos, sobre todo en esos primeros meses. Además, también es frecuente que durante el embarazo, la mujer sienta rechazo hacia olores que antes le gustaban o agradaban y al revés, así como sabores.

Por otro lado, al igual que muchas mujeres sienten esta gran sensibilidad, otras, por el contrario sienten como si hubieran perdido, tanto el sentido del gusto como del olfato. Así, a la pérdida del sentido olfativo se le llama anosmia fisiológica y en ocasiones le ocurre a las embarazadas en estos meses. Aun así, es menos frecuente y solo sucede como consecuencia de que, en el primer trimestre, se suelen congestionar las mucosas nasales y por ello la mujer cree haber perdido estos sentidos, ya que no puede oler bien y no siente el sabor de las comidas.


El gusto en el embarazo


En cuanto al gusto, también se verá alterado por estos cambios de carácter hormonal. De hecho, se ha comprobado que las mujeres embarazadas tienen un umbral gustativo mayor que aquellas que no lo están. Así, resulta que las mujeres sienten como una especie de sabor metálico en la boca que provoca que los sabores le parezcan diferentes y que, por consiguiente, muestre rechazo hacia ciertos alimentos, ya que ahora le provocarán repulsión. Suele ocurrir con algunos específicos como el café, el pescado y las frituras.

Uno de los causantes de este trastorno en el gusto es el ácido clorhídrico que el cuerpo segrega en el estómago para poder digerir la comida. Y es que, durante el embarazo, disminuye y por ello, para compensarlo, las futuras mamás sentirán necesidad de comer alimentos ácidos como el limón o las manzanas verdes, así como dulces.

Esta necesidad de sabores dulces se debe a que durante el embarazo se producen bajadas de azúcar y por ello será lógico que la mujer tenga necesidad de comer alimentos dulces, a pesar de que anteriormente no fuera una persona golosa. De este modo, a veces, los cambios en los sentidos del gusto y el olfato, son los que acaban provocando la aparición de los antojos.