Hoy en día no hay gimnasio que se precie en el que no estén incluidas las clases de Pilates, es una modalidad deportiva en boga que ha demostrado ser muy efectiva para mantener el tono físico.
Su creador, Joseph Pilates, creó un método para entrenar el cuerpo pero sin dejar de lado la mente, a través de la concentración y la respiración.
La técnica se centra en controlar lo que se denomina ‘el centro de fuerza’ formado por los abdominales, la base de la espalda y los glúteos, realizando ejercicios medidos con un control absoluto de la respiración, algo imprescindible en este método.
Beneficios de practicar Pilates en el embarazo
Esta forma de trabajar, lenta, controlada e intensa conlleva diversos beneficios. Se potencian y tonifican los músculos, aumentando su flexibilidad y elasticidad, los problemas de espalda, cervicales, rodillas o cadera se alivian considerablemente, se mejora además la postura corporal y se consigue una figura más estilizada. Todo ello sin olvidar la mejora de la concentración, los beneficios para la autoestima y el control sobre nuestro propio cuerpo.
Son todas ellas razones que hacen del Pilates un método apto para todas las personas, de cualquier condición física, aunque en el caso de las embarazadas habría que tener en cuenta una serie de precauciones. El Pilates trabaja mucho sobre la zona abdominal por lo que habría determinados ejercicios y posturas que no serían recomendables para una embaraza por requerir demasiado esfuerzo. Pero no por ello deben dejar de beneficiarse de sus ventajas.
El método Pilates puede fortalecer el suelo pélvico
Contando con el asesoramiento de un monitor experto la embarazada puede utilizar el Pilates para fortalecer su suelo pélvico, esto es, toda la zona que sustenta el tronco y en concreto el peso de la barriga y el bebé. Esta zona se suele debilitar a lo largo de los nueve meses de embarazo, los músculos se estiran en exceso y pierden elasticidad, por eso la mejor forma de asegurar que su estado sea el mejor posible, es manteniéndolos activos y el Pilates es la solución ideal.
No solo se ejercitan esos músculos, que tan importantes van a ser de cara al parto, si no que además la embaraza aprende a controlar su respiración y mejora su concentración. Estas cuestiones serán básicas a la hora de afrontar el parto con garantías. La gestante que ha practicado Pilates durante el embarazo y antes incluso, suele tener partos de menor duración. El suelo pélvico es fuerte y elástico por lo que las episiotomías se reducen mucho y la mujer sabe concentrarse además de que controla muy bien la respiración por lo que afronta las contracciones con entereza y buen ánimo. La recuperación post parto será también mucho más rápida y efectiva, especialmente si se sigue practicando el método.
Para que el Pilates no sea perjudicial se debe realizar con asesoramiento de un monitor especializado en embarazas y siempre y cuando el médico de su visto bueno a la práctica de ejercicio. En el caso de que la mujer no lo realizara antes no se recomienda que comience hasta pasado el primer trimestre de embarazo, a partir de ahí habrá que ir adaptando los ejercicios al estado de la mujer.