Masajes en el embarazo

Si nos paramos a pensarlo realmente son abrumadores los cambios que se suceden en el cuerpo de la embarazada a nivel físico y emocional, en tan solo nueve meses. Según crece el bebé en su interior aumenta también su volumen corporal y aparecen molestias en espalda, piernas, pies… Además, según se acerca el momento del parto, crece también la ansiedad y el miedo porque todo vaya bien.

Cada mujer va a llevar su embarazo de una manera distinta, puede que unas no presten atención a los inconvenientes que conlleva y disfruten de sus estado, mientras que otras estarán deseando que pasen los nueve meses y ver por fin a su bebé.

Pero tanto unas como otras necesitan en esta etapa de gestación realizar actividades que las relajen y tranquilicen, que actúen como un bálsamo para esas molestias y que a su vez resulten beneficiosas para la vida que llevan dentro. Los masajes cumplen a la perfección esta misión.


Deja de leer este artículo y ve a darte un buen masaje relajante


El masaje es una de las actividades más recomendadas para la embarazada y es que sus beneficios son múltiples. No solo relajan a la mujer y la tranquilizan eliminando estrés y ansiedad, además sirven para fortalecer y tonificar sus músculos, les ayudan a dormir mejor, estimulan la circulación, eliminan líquidos y toxinas, disminuyen el cansancio y la fatiga, hacen que se sienta más ágil, mantienen su cuerpo flexible, ayudan a prevenir la hinchazón y alivian la presión en espalda, cuello y articulaciones debido al aumento de peso.

Son por tanto beneficios tanto físicos como emocionales los que se obtienen con un masaje, pero además todo ello va a redundar en la mejora del bienestar del bebé. Si la madre está relajada y se encuentra fuerte y en buena forma el niño va a beneficiarse de ello.


Siempre conviene consultar con el médico el tipo de masaje que nos queremos dar


Antes de realizar cualquier masaje es conveniente consultar al médico, puede que haya mujeres con alguna problemática que les impida recibir masajes en determinadas zonas. En general no se recomienda que empiecen antes de los tres meses de gestación ya que esta es una etapa delicada. Tampoco es bueno que se practiquen en la zona del abdomen y la baja espalda. Los masajes deben ser suaves y no ejercer demasiada presión, las zonas más agradecidas serán los hombros, el cuello, el rostro, las piernas, los tobillos y los pies. Para asegurarnos de que se realiza de forma correcta siempre es mejor acudir a un profesional, podemos ir una vez a la semana, aunque también es posible que lo realice nuestra pareja.

Un pequeño masaje antes de dormir en un ambiente tranquilo y con aceites o cremas suaves será lo mejor para relajarnos después de un día ‘cargando’ con la barriga, además de que ayudará a conciliar el sueño mucho mejor. El acostumbrarse a los masajes será positivo también a la hora del parto, son muy útiles en este proceso ya que ayudarán a la embarazada a estar más tranquila y afrontar mejor el trabajo de parto.