Desde que la mujer conoce la noticia de que está embarazada, es frecuente que piense en el momento del parto. Y es que, ya sea por el miedo a que haya algún problema, el temor al dolor de las contracciones o incluso la ilusión por ver la cara de su hijo, será un momento en el que piense continuamente.
Además, también es frecuente que se preocupe sobre si se adelantará o retrasará el nacimiento del pequeño, si le dará tiempo de llegar al hospital e incluso el lugar donde romperá aguas.
Y es que son muchas las mujeres que han tenido a su hijo casi antes de llegar al hospital, ya que, mientras que hay partos muy lentos, en cambio otros, no dan prácticamente tiempo a la madre de darse cuenta de que el pequeño ya llega al mundo. Así, hay mujeres que rompen aguas, por ejemplo, en su casa y apenas tienen tiempo a llegar al hospital, mientras que otras pasan horas y horas después porque dilatan muy lentamente.
Cada parto y cada persona es diferente: no se puede predecir cuánto durará el parto
Cada persona es diferente y por ello, no existen unas reglas establecidas sobre cómo será el parto, ya que cada mujer es única. Aun así, en general, los primeros bebés, es decir, las primerizas suelen tener partos lentos, mientras que las que ya han dado a luz antes, suelen parir más rápido. Aún así, no es algo fijo, como se ha comentado. De este modo, mientras que los partos muy rápidos suelen resultar realmente agotadores, tanto para la madre como para el pequeño, también es cierto que, cuando se alargan y son muy lentos, existe el riesgo de que ambos también se cansen y sufran más.
Así, aunque se establezca una fecha aproximada en la que supuestamente nacerá el bebé, que se calcula contando cuarenta semanas desde el primer día de la última menstruación, lo cierto es que es precisamente eso “aproximada”, ya que, puede adelantarse o atrasarse.
Por eso existen ciertas recomendaciones, tales como evitar volar cuando ya se han superado los siete meses de embarazo, tener preparado lo necesario para llevar al hospital con un mes aproximado de antelación, así como tener clara cuestiones como quién se quedará con los otros niños si no es madre primeriza, saber, por ejemplo, quién la llevará al hospital e incluso tener a mano el número de teléfono para llamar a a un taxi. Aunque nadie asegura que tener esto preparado va a garantizarle que llegue a tiempo al hospital, puede ser una forma de prevenir algún contratiempo, en el caso de que se trate de un parto rápido.
Asimismo, también habrá algunos síntomas en el cuerpo de la mujer embaraza que le indicarán que el momento de parir se acerca. Por ejemplo, en el caso de las madres primerizas se producirá un descenso del feto varias semanas antes de la llegada del parto. En cambio, en las que ya han tenido hijos, sólo se producirá un poco antes de parir. La mujer se notará más ligera, sobre todo en las digestiones y al respirar. También puede que tenga más ganas de orinar, a causa de que el bebé está ya en el punto más bajo de la pelvis.
Hay que estar atenta a los síntomas previos al parto
También la expulsión del tapón mucoso puede indicar que el parto está próximo. Aun así, puede producirse una o dos semanas antes de parir o incluso el día antes. Se trata de una sustancia espesa y de color marrón, que procede de las glándulas que están en el canal cervical.
Por último, otro síntoma claro es que comiencen las contracciones. Al principio pueden ser suaves y con amplios intervalos pero cuando empiecen a ser más intensas y con espacios de tiempo regulares entre una y otra, será muestra de que la dilatación ha empezado y de que hay que acudir al hospital lo más rápido posible.
Aún así, a pesar de estas indicaciones o consejos, es cierto que el cuerpo humano es impredecible y por ello, hoy en día, siguen dándose casos de niños que nacen en coches, en su propia casa, en aviones u otros medios de transporte… aunque, sin embargo, tener en cuenta algunos de estos síntomas puede evitar que se vivan estas situaciones.