Una de las noticias que periódicamente asalta los medios de comunicación es el descenso de la calidad del esperma masculino que, evidentemente, perjudica las posibilidades de concepción. Pero esto no se produce sin motivo, existen una serie de circunstancias que pueden hacer que disminuya la producción de espermatozoides.
El semen es el líquido que expulsa el hombre cuando eyacula.
Sirve para transportar los millones de espermatozoides que tienen que entrar en el órgano reproductor femenino para fecundar al óvulo.
Si el hombre no puede producir los espermatozoides necesarios, tiene problemas serios para poder conseguir que se produzca la concepción. Por lo tanto, es un candidato claro a tratamientos de fertilidad, si la pareja desea tener un embarazo.
Problemas psicológicos que influyen en la producción de espermatozoides
El estrés es uno de los grandes enemigos a la hora de conseguir una concepción, y esto se demuestra también en la producción de espermatozoides masculinos.
Realmente, el sistema reproductor masculino es muy sensible al nerviosismo, que puede acabar provocando un estrés hormonal importante, cuya consecuencia final sea la disminución de la producción de espermatozoides.
Problemas físicos para la producción de espermatozoides
Un hombre puede sufrir innumerables alteraciones físicas que le impidan el desarrollo de una cantidad normal de espermatozoides, con los que poder fecundar un óvulo sin problemas.
Para empezar, cualquier problema que afecte a los testículos, como las enfermedades inflamatorias o los varicoceles son una posible causa de la reducción de la producción de espermatozoides. Esto incluye también fiebres, e infecciones urinarias o cercanas al testículo.
También la toma de ciertos medicamentos, destinados a curar enfermedades sin ninguna relación con el aparato genital masculino, puede influenciar de manera muy negativa en la correcta producción de espermatozoides . Algunos antibióticos comunes – como la tetraciclina, zentramicina o eritromicina -, los anabolizantes y los fármacos contra la hipertensión son problemáticos a la hora de poder tener un alto nivel de fertilidad. De todos modos, hay que señalar que todos ellos tienen efectos reversibles por lo que, si se está buscando un embarazo, hay que consultar con el especialista.
La temperatura de los testículos
Uno de los hechos científicamente probados es que cuando la zona de los testículos sufre un aumento de temperatura, baja la producción de espermatozoides.
El área del escroto debe tener una temperatura corporal de unos dos grados menos que el resto del cuerpo para que no haya problemas de fertilidad. Por lo tanto, el hombre debe evitar ciertos hábitos que contribuyen a aumentar esa temperatura, como llevar ropa interior ajustada, estar mucho tiempo sentado, o ponerse determinados aparatos eléctricos como el portátil en el regazo.
De todos modos, no hay que alarmarse en exceso, ya que cuando se ponen las medidas necesarias para rebajar esa temperatura, sus efectos negativos desaparecen con el paso del tiempo. De hecho, al cabo de unos dos meses – que es cuando se cumple un ciclo de espermatogénesis – la producción de espermatozoides volverá a ser la normal, sin que se experimenten consecuencias de infertilidad definitivas.