A través de una radiografía se obtiene la imagen de una parte del cuerpo y de los órganos internos que la componen. La parte a radiografiar recibe una mínima cantidad de radiación que se reflejará en una placa fotográfica. Esta radiación penetra con mayor o menor intensidad según el tipo de tejido u órgano de que se trate, identificando tanto pulmones, corazón o riñones como huesos o tumores.
El paciente se coloca entre la fuente de radiación y la placa fotográfica. Se trata de una prueba segura y eficaz, tiene un uso diagnóstico previo a la realización de cualquier tratamiento y permite identificar desde roturas de huesos hasta quistes o infecciones.
Pese a que la cantidad de radiación es mínima y además la exposición del paciente está muy controlada en tiempo y en cantidad, los rayos X presentan una serie de riesgos que pueden afectar al embrión y al feto por lo que, como norma, se recomienda que una mujer embarazada no se realice radiografías.
Con carácter general se desaconsejan las radiografías a las embarazadas
La radiación que llega al útero a través de una radiografía abdominal es muy pequeña y solo supondrían un riesgo para el bebé en dosis muy altas, pese a todo se deben evitar, aunque hay ocasiones en que es necesario, hablaríamos de casos extremos en los que la madre padezca algún trastorno grave. Y es que las consecuencias pueden ser nefastas, especialmente si se trata de las primeras semanas de gestación, retraso del crecimiento, malformaciones, daños neurológicos y cáncer son algunos de los trastornos que se pueden causar. No importa que la radiografía se realice lejos de la zona del útero, el riesgo persiste y si se debe llevar a cabo es fundamental proteger a la madre con un delantal de plomo para evitar que la radiación llegue al bebé.
El problema con las radiografías está en cuando se realizan sin que la mujer sepa que está embarazada, que además suele ser en las primeras semanas, las más peligrosas. Por eso una mujer en edad fértil que no utilice anticonceptivos y mantenga relaciones sexuales, debe avisar al radiólogo por si existiera la posibilidad de que estuviera embarazada.
El TAC también está desaconsejado
Junto a las radiografías existen otras pruebas que también suponen un riesgo, especialmente la tomografía axial computerizada o TAC, más peligrosa incluso ya que emite más radiación que la radiografía. En cambio hay otras totalmente inocuas para la madre y el bebé, es el caso de las ecografías.
Por otro lado los rayos X también pueden incidir en la fertilidad, tanto del hombre como de la mujer. Cuánto más elevada sea la dosis de radicación recibida más posibilidades hay de que se dañe el material genético de las células. Así, el cambio en los óvulos y espermatozoides puede afectar a los cromosomas. Se ha comprobado que más de la mitad de las mujeres expuestas a altas dosis de radiación en la infancia tienen problemas de fertilidad.
Por todo ello lo mejor será prevenir y mantenerse alejado de las fuentes de radiación a no ser que sea estrictamente necesario y durante el menor tiempo posible.