La conciliación laboral y familiar está determinada por las empresas, pese a que desde los gobiernos se ofrecen una serie de pautas y recomendaciones para hacer posible que el trabajo no impida disfrutar de la vida familiar, lo cierto es que esta conciliación se suele quedar en el papel. Si se desea progresar profesionalmente no se va a ver con buenos ojos una reducción de jornada, por ejemplo.
Así los padres deben en muchas ocasiones ingeniárselas para compatibilizar su carrea profesional con su vida familiar, haciendo verdaderos malabarismos para que ni una ni la otra queden descolgadas.
Pero pese a todos los esfuerzos, normalmente la parte que sale perdiendo es la familiar. Es importante llevar el sueldo a casa, aunque esto signifique no poder disfrutar de ella.