Puede que a muchos les resulte extraño pero son muchos los casos de niños que se sienten rechazados por sus padres y esto acaba repercutiendo de forma determinante tanto en su forma de actuar como en sus emociones y sentimientos.
Hay veces en que los padres están tan centrados en su vida y sus preocupaciones laborales o de otro tipo que sin darse cuenta ignoran a sus hijos o mantienen con ellos una relación superficial.
Los padres no tienen tiempo para sentarse con sus hijos, hablar, jugar… en definitiva hacerles saber que les quieren y les importa como están.