La existencia de una relación afectiva entre padres e hijos es muy importante para el desarrollo del pequeño y para que tenga una autoestima alta, entre otras cuestiones. Por ello, desde que son muy pequeños, sus papás deben trabajar en crear estos lazos de afecto, cariño, comprensión, apoyo y respeto.
De hecho, será en sus primeros años de vida cuando empiecen a forjarse estos vínculos con sus padres y hermanos y si desde entonces se crean buenas relaciones emocionales, esto les influirá significativamente en su vida.
Según afirman algunos estudios, los bebés que tienen un amplio y cercano vínculo con sus madres se sienten más arropados y eso les ayuda a confiar más en los demás y a tener menos dificultades a la hora de relacionarse con los demás y entablar amistades.