Nos pasamos nueve meses pensando, soñando, imaginando su carita, como será, hasta dónde llegará. Una vez nace estas expectativas que hemos creando se mantienen, nuestro bebé representa el futuro y es el depósito de nuestras esperanzas.
Pero como cada persona es un mundo, no todos los padres son iguales y por tanto no todos esperan lo mismo de sus hijos.
Unos solo desean que esté sano, otros además aspiran a que sea el más inteligente y hay algunos que van más allá y quieren para sus hijos aquello que ellos no pudieron conseguir.