La comunión es el primer acto social de envergadura al que se enfrentan los menores, es una fiesta en la que ellos son los protagonistas y, dentro de las posibilidades de cada familia, se deben respetar sus deseos y hacer de este un día hecho a su medida.
La comunión tiene un sentido eminentemente religioso, pero este ha ido perdiendo peso en la actualidad, convirtiéndose en muchos casos en una excusa para colmar al niño de regalos y vestirlo como un príncipe o princesa.
Es una decisión familiar, pero se haga como se haga, es bueno que el niño conozca el sentido de la celebración y pueda implicarse en el evento.