Los abuelos se han convertido en muchas familias en la tabla de salvación a la hora de cuidar a los nietos, los llevan y los recogen del colegio y están con ellos esas horas en que sus padres están trabajando. Son los perfectos cuidadores, conocen y quieren a los niños y dejándolos en sus manos los padres se sienten tranquilos, además de resultar económicos.
Este tipo de relación tiene una serie de repercusiones, tanto para unos como para otros.
En la parte positiva la relación con los nietos resulta muy satisfactoria para los abuelos, les aporta energía, ilusión, ganas de vivir y el afecto que le profesan sus nietos en una etapa de su vida en la que muchos se ven poco útiles para la sociedad, hace que aumente su autoestima. La actividad que implica estar con los nietos estimula tanto física como psicológicamente a los mayores, que se sienten por tanto mucho mejor consigo mismo.