No hay más ojos, oídos, ni manos que para mirarlo, escucharlo y abrazarlo. Es el primero y como tal recibe la atención única y exclusiva de sus padres que están pendientes de todo lo que hace. Nuestro primer hijo no conoce otra cosa en su vida, siempre ha sido el más importante para sus padres y cuando llega otro hijo debemos ser muy conscientes de lo que esto implica para su pequeño mundo.
El niño ha pasado de ser el rey de la casa a tener que compartir, y no hablamos de su espacio o sus juguetes, lo que peor lleva nuestro hijo es tener que compartir el cariño de sus padres, ya no son para él todos los besos y caricias, tampoco recibe toda la atención e incluso le duele no ser el único con el que se enfadan.