Las tareas del hogar ya hace años que han dejado de ser cosa de las madres de familia, para ser una responsabilidad compartida. Y es que las mujeres, hoy en día, trabajamos y tenemos una vida plena, por lo que no tenemos que cargar solas con todo lo que implica llevar una casa.
Pero no solo eso, el hecho de que tanto el marido como los hijos colaboren en las tareas del hogar resulta decisivo para que los más pequeños de la casa reciban una educación no sexista y, además, les enseña a adquirir pequeñas responsabilidades.
Inculcar a nuestros hijos que deben poner la mesa, o hacerse la cama, no es una simple orden para que las madres nos saquemos algunas tareas de encima, y vivamos más cómodamente.
Al pedir a los más pequeños de la casa que hagan encargos domésticos simples, lo que pretendemos es crear un clima de convivencia en el hogar, y enseñarles que todos debemos colaborar para que funcione correctamente.
Siendo conscientes de que los niños no podrán hacer lo mismo que los adultos, si que podemos empezar a concienciarles de que nuestra familia es un equipo, y que ellos deben trabajar para integrarse en él.