Niños consumistas

Los niños de hoy están malcriados, se les consiente todo, esto antes no pasaba. Este tipo de frases son las que muchos padres y madres escuchan a diario en relación a la educación de sus hijos. La sociedad actual ha creado un modelo en el que el paradigma principal es el consumo, ser es tener y por mucho que los padres se esfuercen, en ocasiones es muy difícil evitar que los niños caigan en las redes del consumismo.

Y es que a los padres también les resulta difícil escapar de este tipo de comportamiento social.

Quieren que sus hijos tengan de lo bueno lo mejor e intentan, dentro de sus posibilidades, que no les falte de nada, a veces incluso antes de que los pequeños hayan abierto la boca. Si esto se hace así desde que son pequeños, el niño se acostumbra a tener todo lo que desea y por consiguiente acaba volviéndose exigente, quiere lo que le dan sus padres pero también lo que tiene el resto de sus compañeros, para ellos esto es lo normal.


El uso de productos de marcas empieza siendo preadolescentes


Según van creciendo la situación se agrava, en la etapa preadolescente los niños necesitan reafirmarse y sentirse dentro de un grupo, aquí entra en juego la ropa, calzado, complementos o aparatos tecnológicos. Los niños son muy sensibles a los mensajes que les llegan del entorno social, la tele o internet marcan las pautas y les dicen qué tienen que comprar o lo que tiene que tener para ser personas a la última, integradas y estupendas. Para cuando los padres deciden tomar medidas y empiezan a negarse a todos los caprichos, el adolescente no entiende que sus padres no le den aquello que ‘necesita’ para vivir en sociedad.

Por tanto el trabajo debe comenzar desde el principio, no se trata de negarle a un niño de 2 años juguetes o golosinas por norma, pero si de intentar ser cauto. El niño no puede ver como algo normal recibir regalos todas las semanas o que no se le niegue ninguno de sus caprichos, habrá que decir que no al caramelo antes de comer o a comprar un juguete solo porque lo tiene el vecino.


Las comparaciones de sus posesiones entre los niños son muy frecuentes


Según vayan creciendo empezarán a comparar sus posesiones con las del resto, es muy habitual oír a niños hablando de cuántas teles hay en su casa o de quien tiene el coche más grande. Esto es normal, lo que tienen que hacer los padres es quitar importancia al consumo dando ejemplo ellos mismos. Si el padre está obsesionado con tener el último móvil del mercado el niño seguirá sus pasos, pero si no le da excesiva importancia su hijo tampoco lo hará.

Una buena técnica es estar con ellos cuando ven los anuncios en televisión, de una forma lúdica se pueden ir desmontando los estereotipos que se muestran, ridiculizando incluso algunas actitudes que se transmiten. De esta forma también el niño asumirá que la tele es un objeto más y lo que se dice a través de ella puede y debe ser cuestionado.

Es una tarea que exige tiempo y constancia pero que al final da sus resultados.