Son muchos los padres que se hacen esta pregunta y que no saben si a sus pequeños puede gustarles la visita a un museo, además de que suelen tener el temor de que no se comporten adecuadamente en un lugar en el que no deben hacerse ruidos, tener cuidado con las obras de arte… Asimismo, normalmente, visitar un museo suele plantearse como actividad de adultos, que no implica diversión… en definitiva, puede que los padres piensen que los pequeños dirán que es aburrido y por ello, ni siquiera quieran ir.
Pero es ahí donde los padres deben actuar para cambiar la visión que los niños a veces tienen de este tipo de actividades.
De este modo, será importante que se tenga en cuenta la edad del pequeño, así como sus gustos o preferencias, e incluso será aconsejable que se sigan una serie de consejos para motivarles y animarles a disfrutar de estas actividades de carácter cultural.
Hay museos ideales incluso para los más pequeños de la casa
De este modo, en primer lugar, si el niño es pequeño, lo más indicado será apostar por museos de carácter interactivo. Se trata de museos donde puede tocar y participar de forma activa, a la vez que aprenden. Si sólo miran, puede que no se motiven y acaben por aburrirse.
Otro factor importante será apostar por museos de temática divertida, o al menos que así lo sea para los pequeños. Así, se pueden destacar los de ciencias naturales, planetarios, de dinosaurios, de naturaleza, de música, acuarios, de insectos… Sin duda, serán atractivos, ya que, normalmente a los niños les llaman la atención estos temas. Además será muy divertido que el museo proponga a los más pequeños zonas de juegos, relacionadas con la temática, videos enfocados al público infantil y sobre todo, actividades en las que pueda tocar, ver, probar… De este modo, se sentirá protagonista de la visita, ya que no es lo mismo ver un dinosaurio de lejos que poder tocarlo, ver sus huevos, entrar en lo que podría haber sido una cueva de prehistóricos, e incluso hacer dibujos copiando las pinturas rupestres, por ejemplo.
Aun así, también será fundamental preparar al pequeño antes de ir al museo. Si la visita se ha organizado para el sábado, durante la semana previa se le irá explicando los planes, sin darle muchos detalles, sólo dándole pistas pero creando cierta intriga para que el pequeño se motive y tenga ganas de descubrir todo lo que se le está contando por sí mismo. En cambio, si no reacciona de este modo y su postura es contraria y no quiere hacer la visita, nunca habrá que obligarle, ya que si va a la fuerza, acabará por negarse en rotundo a cualquier opción de visita de carácter cultural. Los padres tendrán que presentarle dicha opción de entretenimiento de una forma positiva, animándole, destacando lo que saben que puede gustarle… pero nunca imponiéndoselo.