Parece imposible que unos padres puedan sentir angustia, rabia o tensión por estar en presencia de su hijo, sin embargo, es una situación más habitual de lo que pensamos, una experiencia desagradable y triste que se vive en muchos hogares en los que un adorable bebé, se ha convertido en un niño tirano.
Se denomina niño tirano a aquel que muestra un comportamiento colérico y falto de empatía con sus padres y con los demás.
Más allá de la simple pataleta, éstos niños tienen dificultad para conectar con otros sentimientos que no sean los suyos propios, por lo que exigen, chantajean e incluso agreden a sus padres cuando éstos no los complacen.
Es muy importante saber corregir a tiempo la conducta de estos niños, ya que es pronóstico de una adolescencia conflictiva en la que la convivencia para los padres puede hacerse cada vez más insoportable.
Algunas pautas para la educación y corrección de un niño tirano
1. Darle al niño su lugar, quitarle la autoridad.
Uno de los problemas principales en estos hogares, reside en la excesiva complacencia que muestran los padres hacía su hijo. Por diferentes motivos, éstos no han impuesto límites a las exigencias del niño y han terminado cumpliendo siempre sus expectativas. Debemos:
– establecer de forma clara lo que está permitido y las normas en casa.
– explicarle al niño que es lo que se espera de él y cuál será la consecuencia si no cumple con lo acordado.
– mostrar firmeza ante las consecuencias que establezcamos y premiarle cuando muestre un comportamiento alternativo más positivo.
2. Fomentar el desarrollo de la empatía.
El niño tirano suele estar centrado en sí mismo y en sus necesidades, muestra poca empatía con sus padres y los demás. Es importante inculcar sentimientos como la comprensión, la compasión o el perdón hacía los demás.
3. Darles autonomía y no sobreprotegerlos.
El niño tirano, se convierte en alguien muy dependiente, ya que los papás suelen estar ahí para socorrerlo siempre. Conviene que los niños asuman sus propias tareas y experimenten la frustración cuando no hayan podido conseguir algo, de lo contrario, más adelante, serán personas que no toleren este sentimiento. Es importante asignar tareas sencillas a nuestros hijos en el hogar.
4. Establecer rutinas y programar las actividades del día.
Las rutinas, proporcionarán seguridad y estructuran al niño, con lo que conseguiremos que se muestre más estable.
5. Evitar los gritos y las amenazas.
Nuestra conducta es el aprendizaje que más interiorizan los niños, más allá de los sermones, nuestro comportamiento será un ejemplo para ellos mucho más valioso. Debemos controlar la impotencia o la rabia y hablar al niño con firmeza pero con calma.
6. Unificar criterios en la familia.
Todos los familiares que se relacionen con el niño deben estar al tanto del problema que existe y de las normas o rutinas que ha de cumplir, para intentar seguir el mismo modelo educativo.
7. Buscar ayuda profesional.
Cuando las pautas básicas no consiguen corregir el comportamiento del niño, los padres deben buscar ayuda externa, mediante el pediatra o psicólogos especializados, ya que la conducta tirana en el niño puede ser solo el comienzo de otros problemas más graves cuando vaya creciendo.