Cuando hablamos de fortaleza en el tema educativo no nos referimos a educar al matón del patio de recreo, se trata de que los niños cuenten con la fortaleza que les permita afrontar los retos que les plantee la vida diaria sin hundirse ni recurrir siempre a sus padres, se trata de fomentar su independencia y capacidad a la hora de resolver los problemas.
Hay determinadas circunstancias de la vida que hacen que un niño se haga fuerte.
Los niños que han sufrido una gran pérdida o una desgracia suelen ser niños ‘duros’, a los que el resto de situaciones de la vida no les parecerá nada insuperable. Pero esta fortaleza tampoco es la que queremos transmitir ya que va acompañada de un gran dolor y tristeza difícil de superar, son niños que acaban ocultando sus verdaderas emociones, lo que a la larga causa problemas emocionales.