Cómo enseñar a los niños a ser solidarios

La escuela enseña a nuestros hijos conceptos que van a necesitar para ser personas cultas, y con posibilidades de desarrollarse profesionalmente en la vida. Pero los padres tenemos a nuestras espaldas una responsabilidad igual, o incluso mayor: inculcarles valores y emociones, que los convertirán en las personas que van a ser en el futuro.

Uno de los principales valores que debemos enseñar a nuestro hijo es el de la solidaridad, que le permitirá establecer relaciones empáticas de colaboración con otras personas.


Definir la solidaridad


La solidaridad es el valor humano que nos inclina a ayudar a los demás, y a colaborar para conseguir objetivos comunes.

Es importante que hagamos entender a nuestros hijos que, aplicando la solidaridad, podremos vivir en un mundo mejor, más justo.

Es esencial que enseñemos a nuestros hijos que ayudar a los demás sin ningún otro objetivo nos ofrece una serie de satisfacciones personales que están por encima de las recompensas económicas o materiales de cualquier tipo.

De todos modos, la mejor manera de demostrarles qué es la solidaridad es demostrarles con hechos como hay personas que realmente necesitan ayuda de parte de gente como nosotros, que sin ser ricos tenemos cubiertas nuestras necesidades económicas básicas. Y para ello, nada mejor que ir con ellos a alguna ONG para enseñarles que a nuestro alrededor existen muchos desfavorecidos con necesidades básicas muy importantes.


La manera de enseñar solidaridad


Los padres debemos enseñarles a nuestros hijos a ser solidarios, empleando lo que tenemos a nuestro alrededor como principales armas para demostrar la necesidad de incluir este valor en nuestra vida.

Y la principal herramienta que tenemos en nuestras manos para enseñarles a ser solidarios somos nosotros mismos. No debemos olvidarnos de que los padres somos el espejo donde se miran nuestros hijos, y que nos convertimos en su punto de referencia. Por lo tanto, si nosotros somos solidarios, nuestros hijos adquirirán este valor como un hábito inconsciente que incorporarán a su rutina diaria con total normalidad.

Si queremos que nuestros pequeños sean solidarios debemos demostrarles que en nuestra casa siempre hay tiempo para ser solidarios, y que tenemos actitudes de ayuda a los demás, ya sea a desconocidos como a la gente de nuestro alrededor. Tan importante es que les enseñemos a llevar ropa a la iglesia para los desfavorecidos, como que les inculquemos la necesidad de ayudar a ese vecino enfermo.


Cómo viven los niños la solidaridad


Un niño solidario es un niño capaz de unirse con otros, pero no podemos obligarle a comportarse de una manera determinada, porque lo único que conseguiremos es que rechace este valor. Debemos trabajar desde que es muy pequeño para hacerle entender cuales son los valores principales que deben regir nuestro comportamiento diario, desde la misma solidaridad a la sinceridad hacia los demás.

Solo demostrándoles la satisfacción personal que representa el hecho de poder ayudar a los demás, sin ninguna obligación, conseguiremos que nuestros hijos sean solidarios con los demás, y realmente esta actitud es una de las mejores riquezas que les podemos dejar en herencia.