Cómo enseñar al niño a controlar la micción

Ha llegado el momento, el niño está listo para que le quitemos el pañal, a partir de ahora pasaremos por unas semanas un tanto difíciles pero que acabarán con el resultado esperado: nuestro hijo será capaz de controlar sus ganas de hacer pipi, nos podremos olvidar del pañal.

Lo primero que hay que tener claro es que es el niño el que va a marcar su ritmo, intentar enseñar al niño a controlarse va a ser inútil si todavía no está preparado para ello, de hecho si está listo será poco lo que nosotros tendremos que hacer.

Para saber si el niño está preparado hay que observar si se dan una serie de comportamientos.


El pañal seco es la señal que normalmente necesitamos


El pañal seco va a ser una de las señales más claras, si pasa varias horas sin mojarlo y si por la noche se despierta seco con continuidad podemos estar bastante seguros de que controla sus esfínteres. Si el niño además se muestra molesto cuando está mojado y quiere que le cambien podemos empezar a plantearnos retirarle el pañal, otra señal clara será que sepa nombrar partes de su cuerpo y muestre interés en utilizar el baño como los mayores.

Todo esto suele darse entre los 20 y los 30 meses, aunque no hay una edad fija, habrá niños que a los tres años todavía no sepan controlar sus esfínteres y otros que lo hagan a los 18 meses, normalmente las niñas aprenden antes que los niños, pero de nuevo habrá que respetar sus ritmos. El problema si no lo hacemos así será que al final obtendremos lo contrario de lo que estamos buscando.

Retirar el pañal antes de que el niño esté listo va a ser contraproducente, el niño está forzando su organismo y aunque al principio puede parecer que funciona, seguramente antes o después vaya a recaer con la consiguiente frustración para el niño y para los padres. El niño verá que no consigue lo que esperan de él y todo ello no hará más que retrasar ese control.


Quitar el pañal es un proceso que dura entre uno y tres meses


Si todo está listo y el niño está preparado podemos empezar a trabajar con él. El proceso puede que dure entre uno y tres meses, podemos empezar poco a poco sentándolo en el adaptador o en el orinal cuando tenga pipi, seguramente las primeras veces no lleguemos a tiempo pero no tardará en acostumbrarse. Esos primeros días habrá que sentarlo a menudo y preguntarle si tiene pipí, al final acabará identificando las ganas de ir al baño antes de que se le escape y se convertirá en una costumbre.

De todas formas los escapes van a ser algo habitual en esos primeros meses, es normal que al niño, entretenido con cualquier otra cosa, se le olvide. No hay que culpabilizarle por ello, la paciencia será nuestra arma fundamental, seguramente al niño no le guste estar mojado por eso intentará evitar hacerse pipí encima, nuestra misión será alentarle y animarle a que la próxima vez esté más atento.