Hoy en día todavía son más los casos de abuso que permanecen en el anonimato que los que salen a la luz. Esto es debido a que persiste en la sociedad un sentimiento de vergüenza hacia este acto que no es más que un delito cometido hacia los más débiles de la sociedad. Los niños son los más indefensos ante los abusos, y es papel de los adultos cumplir con su función protectora.
No es sencillo proteger a los hijos de forma permanente, deben crecer y ser independientes, pero cuando son pequeños es necesario ejercer esa función protectora con especial atención.
No debemos olvidar que el 85% de los casos de abuso se producen por personas conocidas del menor, amigos y familiares. Puede que estemos tranquilos porque nuestro hijo está con alguien de confianza, pero habrá que estar atento a los cambios de conducta y al comportamiento de nuestro hijo en relación a esa persona por si se diera una situación de abuso.