Antes o después todos los niños atraviesan por fases en la que empiezan a experimentar miedos. Estas fases y los temores que las acompañan, serán distintas en función de su edad y experiencias personales. Así, lo normal es que los más pequeños sientan miedo a la oscuridad o personajes imaginarios, según vayan creciendo esos miedos se harán más concretos, pueden tener miedo a la muerte, a la separación de sus padres o a situaciones concretas como hablar en público o salir solo a la calle.
La forma de actuar va a variar según sea el caso pero si que hay una serie de cuestiones comunes que se deben respetar para no acrecentar esos temores.
La regla principal sería no menospreciar sus miedos, a nosotros nos va a parecer ridículo que pueda haber un monstruo en el armario o debajo de la cama, pero para nuestro hijo esto es muy real. Burlarnos, enfadarnos o ignorarlo en nada le va a ayudar, todo lo contrario seguramente se sienta mucho más inseguro y temeroso, además del monstruo sus padres no le apoyan.