La cocina suele ser un territorio vetado para los niños, los padres temen que se vaya a quemar, que haga algún desastre o que se ponga en peligro con productos de limpieza, por eso lo normal es que se le aleje de este entorno. Pero esto no es una buena idea, los niños sienten más curiosidad precisamente por aquello que les está prohibido, así que lo mejor para que la cocina deje de ser un riesgo es introducir a los niños en ella, algo que además les encanta.
Guardando las mínimas medidas de seguridad podremos tener a nuestro hijo en la cocina sin que corra ningún riesgo y él además va estar encantado de participar en el proceso.
Cuando son muy pequeños podemos tenerlos sentados en una trona o similar y dejarles algún alimento con el que puedan entretenerse. No debemos tener miedo a que se ensucien o manchen, para ello el mundo de las texturas y sabores es todo un descubrimiento, además de esta forma conseguiremos que se interese por la comida y no haya problemas a la hora de alimentarlo.