Los pies soportan el peso de todo el cuerpo, son una parte vital pero muchas veces ignorada en cuanto a su cuidado se refiere. Un calzado adecuado resulta básico para asegurar el buen estado de los pies y evitar daños y posibles malformaciones. Todavía resulta más importante si hablamos de bebés y niños.
Según el bebé va creciendo también va cambiando el tamaño de sus pies y el uso que les da, no es lo mismo un bebé recién nacido que apenas se mueve, a otro que empieza a gatear o a dar sus primeros casos.
En cada uno de estos momentos el calzado que utilice deberá adaptarse a sus necesidades constituyendo una prolongación más de su cuerpo y no un impedimento para su desarrollo.
El objetivo fundamental es que el calzado de niños mantenga protegido y abrigado al pie a la vez que le aporta el equilibrio necesario. Todo ello en función de su edad y desarrollo.
Desde que nacen y hasta aproximadamente los seis meses el calzado es un elemento cuasi decorativo. Se puede optar por todo tipo de peucos, zapatillas, botitas… siempre teniendo en cuenta que sean suaves, cómodos, aireados y fabricados con materiales como la tela, el punto, la piel o la lana, según la época del año y con una suela fina que no moleste al bebé en la planta del pie.