El miedo está inscrito en nuestro código genético, es de hecho un mecanismo de defensa que incluso nos puede salvar la vida. Que el niño lo experimente es algo tan normal, y tan necesario, como puede ser la risa. Solo hay que saber lidiar con él.
Estamos ante una situación extraña, desconocida, nuestro instinto nos alerta de que hay algún peligro.
Ante esta u otras situaciones nos invade la sensación de miedo, de ansiedad, el pulso se acelera y nos ponemos en estado de alerta. Si esto no fuera así, si ante los peligros o las situaciones de riesgo no sintiéramos ese freno, no hubiéramos llegado muy lejos como especie.