‘Es que no para quieto ni un segundo’, ‘solo está tranquilo cuando duerme’, son expresiones habituales entre los padres, más de lo que creemos, porque seamos sinceros ¿cuántos de nosotros conocemos a un niño que sea capaz de estar totalmente quieto durante más de cinco minutos? Los niños se mueven y son activos por naturaleza, son pequeños organismos en constante crecimiento y cuya gran curiosidad y capacidad de absorber todo lo que les rodea les hace no poder parar ni un momento.
Están continuamente aprendiendo y todo les interesa, intentar cambiar esto es una tarea muy complicada y de hecho contraproducente para su desarrollo.
Con todo, dentro de esta necesidad de movimiento habrá que saber distinguir lo que está dentro de la normalidad a aquello que se sale de lo corriente, pero ojo, esto no quiere decir que haya unos parámetros fijos de que lo que es normal y de lo que no. Va a depender en gran medida de la personalidad y el carácter del niño además de su entorno.