Seguramente es uno de los momentos que más ilusión haga a los niños, cuando cae el primer diente de leche se da un paso hacia eso que ellos denominan ‘ser mayores’, y realmente es así. La caída de los dientes de leche implica que a partir de ese momento el niño va a tener que convivir con sus dientes definitivos.
En manos de los padres está hacerles comprender la importancia del proceso y la necesidad de cuidar muy bien de esas piezas que tendrán que acompañarles el resto de su vida.
Es a partir de los cinco o seis años cuando los primeros dientes empiezan a caer, aunque no se trata de un proceso fijo para todos los niños, va a depender de la herencia recibida de los padres o del tipo de alimentación que se ha llevado. El proceso de sustitución de unos dientes por otros puede durar hasta que el niño cumpla los 12 años.