Pensemos por un momento que sentimos los adultos cuando tenemos que volver a trabajar después de unos días o semanas de vacaciones, alejados de la rutina y en un tranquilo clima de ocio y relax. Pues eso mismo sienten los niños, solo que ellos vuelven después de casi dos meses, lo que implica que casi se les ha olvidado lo que significa madrugar, estar horas en clase, acostarse temprano…
Los niños pasan por tanto por un duro momento cuando tienen que volver a las aulas, no significa que todos vayan a tomárselo a la tremenda, seguramente muchos de ellos tengan ganas de volver a ver sus amigos e iniciarán ese nuevo curso sintiéndose más mayores, estrenando libros, material… Pero por bien que lo lleven se pasa a una situación ante la que hay que adaptarse de nuevo, con todo lo que eso conlleva.