El síndrome postvacacional en los niños

Pensemos por un momento que sentimos los adultos cuando tenemos que volver a trabajar después de unos días o semanas de vacaciones, alejados de la rutina y en un tranquilo clima de ocio y relax. Pues eso mismo sienten los niños, solo que ellos vuelven después de casi dos meses, lo que implica que casi se les ha olvidado lo que significa madrugar, estar horas en clase, acostarse temprano…

Los niños pasan por tanto por un duro momento cuando tienen que volver a las aulas, no significa que todos vayan a tomárselo a la tremenda, seguramente muchos de ellos tengan ganas de volver a ver sus amigos e iniciarán ese nuevo curso sintiéndose más mayores, estrenando libros, material… Pero por bien que lo lleven se pasa a una situación ante la que hay que adaptarse de nuevo, con todo lo que eso conlleva.


El cambio de estar de vacaciones a volver a la rutina escolar les afecta tanto como a los adultos volver a trabajar


El cambio más acusado es el que tiene que ver con los horarios de sueño.

En verano estos se relajan, se levantan y se acuestan más tarde. Tener de pronto que volver a madrugar se les hace muy pesado y lo normal es que los primeros días vayan a rastras y estén más cansados. Para evitar que este cambio sea demasiado brusco podemos acostumbrar unos días antes a los niños a que madruguen algo más y a que empiecen a acostarse pronto. El despertador volverá a sonar, pero al menos no les costará tanto salir de la cama.

También es habitual que haya cambios en la alimentación, del mismo modo que cambian los horarios de sueño también lo hacen los de las comidas, se come y se cena más tarde y normalmente sin prisa y de forma relajada. Con la vuelta al cole es normal que haya falta de apetito y cierto descontrol, todo ello se irá regulando poco a poco, es cuestión de tener paciencia e ir adaptando cada día los horarios en la medida de lo posible.


Playa, piscina, juguetes, familiares… demasiadas cosas buenas que han de dejar de lado


A los niños les cuesta mucho dejar la playa, la piscina, el parque o sus juguetes y volver a sentarse en su pupitre y concentrarse en los deberes. Aunque hayamos trabajado con ellos durante las vacaciones un ratito al día, no será lo mismo que pasarse de nuevo varias horas atendiendo. Será normal por tanto que lleguen más fatigados por el esfuerzo o que se distraigan con facilidad. En las primeras semanas es mejor no exigirles demasiado, poco a poco irán volviendo a la rutina habitual.

Como pasa con los mayores los niños van a necesitar un periodo de adaptación, con el paso del tiempo irán volviendo a la normalidad. En este momento de transición será necesario que los padres actúen motivando a los niños, les pueden recordar lo bien que lo pasan jugando en el patio, el rencuentro con los amigos, las nuevas actividades que les esperan este año… Despertar en ellos la ilusión de volver a las aulas hará que ese retorno se les haga mucho más llevadero.